Sexo Telefónico

Estaba contenta esa noche. Mi chico no había podido dormir en mi casa pero eso me dejó un poco de tiempo libre para darme una buena ducha, echarme mis cremas favoritas y peinarme a mi gusto, sin prisas.

A la hora de meterme en la cama (ingenua de mi, pensaba que a dormir) le mandé a él el típico mensaje de buenas noches. Su respuesta no se hizo esperar:

“Dulces sueños para ti también! Muchos besos en cada pulgada de tu preciosa anatomía!!”

Mi pícara respuesta tampoco tardó en ser enviada:

“Y por dónde empiezo?” (Me estaba empezando a poner juguetona)

“Necesitas que te lo explique??” – Me preguntó con el siguiente mensaje, que no tardo demasiado en ser enviado, a él también le empezaba a gustar el juego.

“Sííííííí” le mandé enseguida.

A los pocos segundos sonó el teléfono, nunca supo resistir la curiosidad.

«Estás muy juguetona hoy, qué quieres??”

“Culpa tuya, no puedo pasar ni un día sin acostarme contigo…y ya que no estás aquí! De algún modo habrá que solucionarlo”

Y comenzamos a jugar! Me dijo que sólo estaba dispuesto al sexo telefónico si prometía ser una niña obediente y hacer paso por paso lo que él me decía…y por supuesto accedí!!

Empezó pidiendo que me soltara el pelo, me quitara toda la ropa y me tumbara en la cama. Mientras me quitaba el tanga y la pequeña camiseta que llevaba para dormir comencé a temblar, tan sólo oír su voz me excitaba, comenzaba a humedecerme – Estoy lista – le dije cuando estaba tumbada en la cama.

“Ahora quiero que te acaricies, imagínate que soy yo el que te toco: Comienza colocándote el pelo sobre la almohada, despacio. Ahora baja poco a poco las manos por detrás de las orejas, baja por el cuello y detente en tus hombros. No quiero que bajes de allí…de momento!! ¿Lo estás haciendo? No te toques nada más. Ahora respira, sube y baja el pecho como sabes hacerlo mientras te acaricias” – Paso a paso iba siguiendo sus indicaciones y me sentía cada vez mas excitada. Mis manos se morían por bajar hasta mis pechos, mis ingles, mi entrepierna. Sabía que no se iba a enterar pero me estaba excitando tanto el juego que tampoco quería acabar con él. Respiraba fuerte pero tranquila para que pudiese oírme por teléfono, esperando sus próximas indicaciones.

“Ahora baja las manos lentamente hacia tu tripa pero por los costados, no te toques nada más…suave, suave, no tenemos prisa. Llega hasta el ombligo, juega con el piercing con una mano y llévate la otra a la boca. Chupa lentamente un dedo, sácalo y vuélvetelo a meter en la boca, como me haces a mí. Pero que la otra mano no se mueva de tu tripa  – Su voz comenzó a cambiar, cada vez más ronca, cada vez más baja, él estaba excitadísimo también. Comencé a imaginarle en su cuarto, desnudo, escuchándome obedeciendo todos y cada uno de sus deseos, bajo el peligro de que su familia abriese la puerta y le pillara así, en medio de la faena. Me lo imaginaba tocándose mientras pensaba en nuevas órdenes que darme. Mi cabeza no podía parar, me rendía a su voz y a su juego, me dejaba llevar.

“No te puedes imaginar como me tienes. Cuándo piensas dejar de torturarme??” Dije en un susurro de voz, era casi una súplica.

“No tengas prisa nena, todo llegará. Ahora puedes acariciarte el pecho, pero sin llegar al pezón, no lo hagas!!” Cumplir esa orden fue muy fácil, estaba deseando acariciarme, me costaba muchísimo trabajo no hacer nada más. “Humedécete los dedos, ahora. Con la lengua ve lamiendo una a una las yemas de los dedos y si, ahora puedes tocar tus pezones. Pero dime cómo lo haces, cuéntamelo.”

No se exactamente lo que pude decir porque mi voz se entrecortaba, mi respiración se aceleraba y mi cuerpo se retorcía desnudo sobre la cama. Mis manos pellizcaban mis pezones, los apretaban, recorrían el contorno de mi pecho. Como no me dejaba tocarme apretaba mis muslos rítmicamente para aliviar (o acrecentar) de alguna manera mi excitación.

Según iba narrándole cómo me estaba acariciando, no pude evitar que se me escaparan algunos gemidos y noté por su respiración y su forma de hablar que le estaba gustando.

“Ahora gatita saca el vibrador y puedes hacer lo que quieras porque soy yo el que no puede esperar más…y no quiero que te cortes a la hora de gemir o gritar porque yo no te puedo poner en manos libres y quiero oírlo bien…Ya sabes como me gusta oírte!”

No se como narrar lo que sentí a partir de este instante. Me estaba masturbando si, pero imaginaba sus manos tocándome, su boca besándome y no paré de contarle lo que hacía y como lo hacía mientras usaba mis dedos y mi juguete para llegar al clímax…Fue increíble!!

Aún hoy tengo fantasías con esa noche, mi primera vez en el mundo del sexo telefónico. Por supuesto no fue la última. No hay que dejar de probar este tipo de cosas!!!

~ por CamaDeRosas en julio 10, 2007.